martes, 21 de abril de 2009

Verano en Vaqueros. Día del Libro.



-Vamos a realizar el juramento de los pantalones vaqueros compartidos- Bridget , nerviosa, agarró la mano de Lena y de Tibby. Bridget y Carmen eran las que siempre organizaban rituales de amistad sin ningún pudor. Tibby y Lena eran las que actuaban como si hubiera una cámara de televisión en la habitación.

-Esta noche creamos El clan de los Pantalones Vaqueros- entonó Bridget cuando terminaron de formar un circulo-. Esta noche entregamos a los pantalones el cariño de nuestro clan para que podamos llevarnos ese cariño donde quiera que vayamos.

Las velas parpadeaban en la gran habitación de techos altos.

Lena tenía una expresión solemne. El rostro de Tibby dejaba ver que se intentaba
contener , pero Carmen no sabía si se trataba de risa o de lágrimas.

-Deberíamos escribir las reglas-sugirió Lena- . Para saber qué hacer con ellos, ya sabeís, quien los tiene y cuándo, esas cosas.

Todas estuvieron de acuerdo, por lo que Bridget cogió una hoja del papel de Gilda´s y un bolígrafo de la pequeña oficina.

Picaron algo y, mientras elaboraban las reglas, Tibby grabó todo para la posteridad. El Manifiesto, como lo llamó Carmen.


FICHA BIBLIOGRAFICA.

Ann Brashares. Verano en vaqueros.
Ed. SM Mayo 2004

"Me gusto mucho este libro, porque se trata de un grupo de amigas que intentan vivir aventuras pero sin dejar atras su amistad y me recuerda a mi grupo de amigas"

miércoles, 15 de abril de 2009

SONETO DE LUIS DE GONGORA A DON FRANCISCO DE QUEVEDO

Anacreonte español, no hay quien os tope,
que no diga con mucha cortesía,
que ya que vuestros pies son de elegía,
que vuestras suavidades son de arrope.

¿No imitaréis al terenciano Lope,
que al de Belerofonte cada día
sobre zuecos de cómica poesía
se calza espuelas y le da un galope?

Con cuidado especial vuestros anteojos
dicen que quieren traducir al griego,
no habiéndolos mirado vuestros ojos.

Prestádselos un rato a mi ojo ciego,
porque a luz saque ciertos versos flojos,
y entenderéis cualquier gregüesco luego.

Sonetos de Quevedo

SONETO AMOROSO



A fugitivas sombras doy abrazos;
en los sueños se cansa el alma mía;
paso luchando a solas noche y día
con un trasgo que traigo entre mis brazos.

Cuando le quiero más ceñir con lazos,
y viendo mi sudor, se me desvía,
vuelvo con nueva fuerza a mi porfía,
y temas con amor me hacen pedazos.

Voyme a vengar en una imagen vana
que no se aparta de los ojos míos;
búrlame, y de burlarme corre ufana.

Empiézola a seguir, fáltanme bríos;
y como de alcanzarla tengo gana,
hago correr tras ella el llanto en ríos



SONETO SATIRICO BURLESCO

Sulquivagante, pretensor de Estolo,
pues que lo expuesto al Noto solificas
y obtusas speluncas comunicas,
despecho de las musas a ti solo,


huye, no carpa, de tu Dafne Apolo
surculos slabros de teretes picas,
porque con tus perversos damnificas
los institutos de su sacro Tolo.

Has acabado aliundo su Parnaso;
adulteras la casta poesía,
ventilas bandos, niños inquïetas,

parco, cerúleo, veterano vaso:
piáculos perpetra su porfía,
estuprando neotéricos poetas.